Nos indignamos con los brasileros porque usaban la camiseta de Holanda, pero no decimos que llegamos a Brasil insultándolos, en su propia casa contra toda ley de hospitalidad, con el “Brasil, decime qué se siente”. Decimos que ellos son desleales al espíritu sudamericano. Y la explicación que se escucha siempre es la misma que usan los chicos de seis años: “Él empezó” ¿Alguna vez, siendo tan grandes como pensamos que somos, haremos piel esa grandeza siendo los primeros en terminarla? Y si es un folclore, a bancársela ¿O al final es cierto que somos como los chicos de seis años, que cargan y se enojan cuando los cargan?
Justificamos una repulsa contra el pueblo chileno arguyendo que nos traicionaron en el conflicto de Malvinas, que nos vendieron a los ingleses… Recordemos que nosotros mucho antes nos aliamos con Uruguay y Brasil para destrozar a un Paraguay pujante, que nacía libre y con industria como el país más avanzado del continente. Nos asociamos en una nefasta Triple alianza para destruir el futuro brillante de un país que se erguía como el ejemplo latinoamericano; matamos a sus hombres y lo sepultamos para siempre, sólo para complacer los intereses imperialistas de Inglaterra ¿Nos olvidamos que tenemos de por vida esa deuda vergonzosa con Paraguay? ¿Olvidamos que lo hicimos para beneplácito de los intereses británicos?
Nos molesta el encono de nuestros hermanos uruguayos. Pero hace algunos años la cúpula porteña decidió comenzar la persecución y caza del gran héroe que fue Artigas. Nadie piensa si la reforma agraria que quería Artigas no molestaba demasiado a los terratenientes porteños, que se habían apropiado de tantas tierras quitadas a los pueblos originarios, que fueron masacrados para robarles esas tierras. Y luego, no fuera cosa que la ganancia de matar tantos indios fuera a dar por tierra por culpa de las locuras de un tal Artigas!... entre otras cosas.
¿Por qué tanto encono con los porteños? Porteños como somos ¡Tan nacionalistas! Sin embargo ahogamos la economía de las provincias por un puñado de papeles ingleses ¡Un gran puñado! Dando origen a una sangrienta guerra entre unitarios y federales, hermanos del mismo país. Si hasta intentamos ensuciar y encerrar a San Martín por negarse a matar a otros argentinos. La pregunta debería ser ¿Cómo es que todavía nos quieren en algunos lugares de América?
Ahora opinamos del conflicto de Gaza como si supiéramos realmente como son las cosas, cuando en la espalda tenemos la vergüenza de no haber esclarecido lo de la AMIA. No encerramos a los culpables de un atentado en nuestro propio país, pero hablamos y compartimos noticias sin interiorizarnos demasiado, faltándole el respeto a la gente que está muriendo. Tratamos sus muertes como números, repetimos lo que leemos, a veces sin dedicarles más tiempo que el que lleva presionar un “Compartir”.
¡Y nuestros políticos! Ahora parece que nuestro pueblo se merece políticos mucho mejores, pero ¿De dónde se creemos que surgen los políticos?
Recuerdo un sketch de Cha cha cha en que el Ministro de ahorro postal “Don Gilberto Manhatan Ruiz” decía algo parecido a lo siguiente: -Se quejan de mí, me dicen esto, me dicen lo otro, voy por la calle y me putean, y yo les digo “la verdad que ustedes como pueblo son una porquería”-
Ese programa me quedó en el recuerdo por el cachetazo de lucidez. Merecemos que un político se pare y nos diga “a mi me putean, pero la verdad que ustedes como pueblo son una porquería”
¡Ahora estamos orgullosos de ser argentinos! Un puñado de jugadores lograron algo importante y ahora resulta que es mérito de todos los argentinos. El mérito es sólo de ellos. Nos enorgullecemos de Favaloro, de Messi, del oscar de una película, del colectivo, el dulce de leche y la birome, pero ¿cuándo cada uno de nosotros va a hacer algo de lo que sentirse orgulloso por sí mismo? ¿Cuándo vamos a dejar de apropiarnos del mérito de otros? ¿Cuándo nos vamos a poner los pantalones largos?
El tipo va y se queja de que la mujer lo engaña y se dedica a decir que la mujer es una hija de puta; no se pregunta si la trató mal; si eligió mal; o si es algo natural y es mejor cerrar una historia y empezar de nuevo. El tipo fracasa o se pone violento y es culpa de los padres; estaciona en doble fila y es culpa del gobierno, que no se ocupa de procurar lugares para estacionar. Y toma ventajas siempre que puede, total los demás lo hacen y mucho peor.
¿Para cuándo la utocrítica? ¿Cuándo vamos dejar de culpar a los demás por nuestras desgracias? ¿Cuándo vamos a dejar de subirnos al mérito de los demás? ¿Cuándo vamos a entender que somos responsables de todo lo que nos sucede?
¿Cuándo vamos a dejar de justificarnos?
Todo sucede por algo. Nadie nos odia gratis. La corrupción no surgió como un mal divino. Los poderosos no se hicieron poderosos sin cómplices.
Si nos va mal es porque dejamos que eso sucediera. Si no nos va mejor es porque no hicimos lo suficiente. Basta de creer que lo peor nos pasa a nosotros. Quizás los demás no sufren menos, quizás es que tienen más dignidad.
Basta de buscar culpables. Basta de robar méritos ¡Basta!