En una ocasión que no logro recordar con detalle, Eleodora nos contó que había sido llamada por Eduardo Sarcano, director de la revista “Glamour”, con el fin de ofrecerle un trabajo momentáneo. El señor Sarcano se hallaba en necesidad de reemplazar temporariamente a Mabel Madías, su especialista en cuestiones amorosas, debido a que la redactora había sufrido un accidente de auto.
Parece ser que Mabel se hallaba en una fosa bajando la caja de su Fairlane, cuando la pesada pieza se desprendió repentinamente y cayó sobre su mano derecha. La fortuna hizo que los duros callos producidos por su afición a la pelota vasca amortiguaran el golpe y mantuvieran intacta la mano. Sin embargo, Mabel se negó a presentarse a trabajar hasta asegurarse de que sus uñas se encontraban libres de todo resto de grasa y aceite.
Entonces Eduardo buscó los contactos de sus redactoras free lance, pero se vio frustrado al ver que todas ellas lo habían denunciado alguna vez por acoso, y esto hacía imposible que aceptaran un nuevo trabajo bajo su mando. Frente a Mabel siempre se mantuvo distante, ya que lo espantaba la pesada mano derecha que ella blandía transformada en un mazo, a fuerza de la práctica del mencionado deporte ibérico.
Desesperado, Eduardo tomó el consejo del jefe de mantenimiento, quien le recomendó a Eleodora. Y de esta manera y no otra fue que Eleodora reemplazó a Mabel tomando una columna que se dedicaba a contestar consultas de lectores.
Fue sumamente difícil encontrar una copia de las consultas respondidas por Eleodora en la revista Glamour, ya que esa edición fue borrada de todos los archivos. No estamos seguros si por cierto descontento con el estilo de Eleodora, o porque nuestra querida escritora reemplazó hábilmente su foto de presentación por una en la que aparece Sarcano apoyando la ingle a una secretaria que sacaba fotocopias; imagen que le valió el puesto al famoso director.
Un afortunado atraso en la edición hizo que se evitara la revisión de las notas menos importantes. Creemos que esto permitió que la sección de Eleodora se publicara aunque luego provocara un poco de revuelo, el cual fue producto tanto de su estilo directo y visceral, que la llevaba a no poner límites cuando se enfrentaba a una situación inconcebible, como también por la mencionada foto de Sarcano.
Nadie desconoce que Eleodora, entre todas sus actividades, era además miembro de la rama más ortodoxa de la masonería; más específicamente de aquella facción ferviente en mantener el culto al cemento portland. Uno de sus contactos dentro de este movimiento, a quien mantendremos anónimo, fue quien nos facilitó el material que transcribimos a continuación:
Lola: Empecé a salir con un chico pero es medio raro. No sé decir por qué, pero intuyo que no es muy normal y que quizás sea problemático ¿Qué hago?
Eleodora: Querida Lola, cuando usted llega a su casa y huele gas ¿Qué hace? ¿Se queda pensando si es una señal de que su casa está un poco deteriorada y que quizás va siendo hora de hacerle un poco de mantenimiento? ¿O entra en pánico, imagina que puede explotar en cualquier momento y sale rajando a llamar a emergencias?
Lola, si un tipo da esa clase de señales ¡RAJE! Tome las cosas de valor y gane la calle, luego corra lo más rápido que pueda hasta asegurarse de que no la persigue. Si la primera impresión es “problema”, esa es la punta de un iceberg. En cuestión de días o incluso horas, puede emerger de las frías aguas de su personalidad la montaña de hielo que va a hacer naufragar su vida. Y cierro con una pregunta fundamental: “¿Con qué necesidad?”
Miriam: A mi novio hace años que se le apagó la llama del deseo y quisiera saber como recuperar el interés que él tenía por mí durante los primeros días. Él opina que la mayor parte del noviazgo es sólo una gran amistad.
Eleodora: Volver a la pasión de los primeros días es muy sencillo: Busque nuevamente esos primeros días pero con otro. A pesar de que su novio es un estúpido coincido con él, si no hay pasión técnicamente no son novios sino amigos. Y si ese mamerto tiene auto, entonces pídaselo prestado y salga de joda; disfrute nuevos primeros días y al volver cuéntele los detalles; después de todo eso hacen los amigos... a ver qué opina “su amigo”.
Karina: Mi marido a veces llega molesto, un poco borracho y se pone violento conmigo. Sé que no es malo, pero tiene esa enfermedad.
Eleodora: No está del todo mal decir que tiene una enfermedad, aunque me parece más apropiado decir que es un enfermo. Creo que deberías considerar la posibilidad de alejarte de semejante maricón, claro que sin omitir partirle una botella por la cabeza, por ahí con suerte se le abre (la cabeza) y así podés comprobar como implosiona por el vacío, o mejor decime donde vive ese pedazo de idiota, perejil entre los dientes, moco inadvertido, penal mal pateado, pizarrón de verdulería, naftalina de mingitorio, sarro, ganas de mear, fauces de croto, peritonitis, muestra fecal, catarro de fumador de cuarenta parissienes por día, sudor genital, hijo de un camión de putas; así lo recago a fierrazos. Y vos, querida, no seas pelotuda ¿querés?
No hay comentarios:
Publicar un comentario