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miércoles, 12 de junio de 2013

Homenaje

Hoy se conmemoran tres años de la desaparición física de Eleodora Brunilda Sansón; escritora poco prolífica, pero con un talento innato sin par. Su prosa ecléctica y cargada de originalidad la llevó a lugares insospechados para un literato, como aquella vez en que fue obligada por la fuerza pública a limpiar la puerta de un baño a la que había cargado de frases soeces. Nunca publicó sus trabajos; no por convicción sino por la incomprensión de un público que no quiso abrir sus puertas a una prosa que los adelantaba.
Eleodora Brunilda Sansón nació un 8 de noviembre de 1975 en el bajo Flores y fue bautizada con el nombre de Selene Capriati. Hija de don Ramón Capriati y doña Elibunda Macarena Sánchez, ambos noruegos de nacimiento y emigrados al país buscando mejores oportunidades económicas. Selene heredó de sus padres este mismo sentido de la oportunidad.
Apenas Selene aprendió sus primeras letras (las vocales y la eme), tomó la famosa frase y compuso una original variación que rezaba “mi mamá me mama”; haciendo referencia a las infusiones de Hesperidina que le convidara doña Elibunda desde su más temprana edad, para acallar sus frecuentes berrinches, una característica que luego se fusionaría en su particular estilo, aunando los berrinches con la Hesperidina.
Luego de esa primera composición Selene pensó en tomar un nombre artístico y se decidió por Ela Dora Brunilda Sansón, buscando un seudónimo con carácter más Americano, lo cual no pudo lograr de manera convincente.
Era de una contextura física ancha y sin curvas, con un torso cuadrado; esto, sumado al carácter caucásico de su piel, hizo que sus amigos la comparasen con el gélido electrodoméstico, debiendo abandonar el nombre de “Ela Dora” para dar lugar a “Eleodora”.
Así surgió, entre idas y vueltas, el querido nombre de Eleodora Brunilda Sansón.

Quise erigir este pequeño homenaje a tres años de sus desaparición física.
Parece mentira, pero ya han transcurrido tres largos años desde que desapareciera físicamente del país, amenazada por la mafia china, a la que debía dinero por negocios turbios relacionados con los supermercados.
Hoy en día nadie conoce su paradero, pero dicen haberla visto por Ciudad del Este; lugar del cual se habría fugado, perseguida por un grupo de sefaradíes luego de haberlos estafado con un cargamento de ventiladores. Algunos meses después parece haber hecho apariciones esporádicas por el impenetrable chaqueño, donde comunidades enteras de wichis dicen haber sido abusadas por una mujer parecida a las cajas blancas que la gente tiene en sus cocinas para guardar los alimentos.

Luego de su huída de Buenos Aires, algunas de sus obras fueron encontradas en distintos lugares de su casa. No las escondía, sino que simplemente no tenía un lugar fijo para realizar sus composiciones. Cuando la inspiración la sorprendía, tomaba los elementos que tuviera a mano para plasmar sus ideas. Su caligrafía podía variar entre mediocre y espantosa, dependiendo de lo que estuviera haciendo en el momento en que surgiera la escritura; así es como la mayoría de sus manuscritos presentan una letra forzada, e incluso con rasgaduras en el papel.
Era afecta a la bebida, y si bien frecuentaba la Hesperidina por una cuestión sentimental, expresaba su mayor gusto por el Cynar y la Ferrochina Bisleri. En ocasión en que fue sorprendida por las musas en plena bebida, y hallándose ajena de instrumentos de escritura, logró componer el comienzo de su mejor poema surrealista utilizando el culo de un vaso y la Ferrochina derramada, aplicando la impresión sobre el papel madera que antes fuera el envoltorio de un sandwich de mortadela. Y así nació esa memorable primera estrofa “O O O O O”

Eleodora Brunilda Sansón. Viajera, filibustera y borracha incansable; deseamos que puedas continuar dando luz tus creaciones donde sea que hoy estés. Y éste es nuestro homenaje.

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